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martes, 2 de diciembre de 2008

ENFOQUE: Final de una era de Wall Street

El año 2008 fue testigo del final de una era en Wall Street. Los principales bancos de inversión de Estados Unidos se declararon en bancarrota o tuvieron que acogerse a programas de reestructuración para sobrevivir. Estos hechos marcaron el fin del modelo de corredoras de bolsa que ha dominado Wall Street desde la Gran Depresión.

CAIDA DE WALL STREET

El 15 de septiembre, la histórica entidad Lehman Brothers solicitó protección por bancarrota. Mientras que Merrill Lynch, otro importante pilar de Wall Street, fue adquirido por el Banco de América el mismo día.

Con la caída de Bearn Stearns en marzo, tres de los principales bancos de inversión independientes de Wall Street desaparecieron, quedando sólo Goldman Sachs y Morgan Stanley.

Para frenar el efecto dominó que estaba hundiendo toda la industria bancaria de país, la Reserva Federal de EEUU tomó medidas extraordinarias el 21 de septiembre al acceder a que Morgan Stanley y Goldman Sachs pudieran convertirse en holdings bancarios tradicionales.

Como bancos de inversión, estos cinco gigantes amasaron una vez una fortuna impensable. En un principio, el principal negocio de estos bancos consistía en forjar importantes acuerdos y en asesorar a empresas y gobiernos de todo el mundo sobre fusiones, adquisiciones, ofertas públicas de venta y reestructuraciones.

Sin embargo, a partir de la década de 1990, estos bancos comenzaron a generar ingresos ampliando sus propios balances generales. Se lanzaron al negocio más lucrativo y lograron impresionantes beneficios asumiendo grandes riesgos y utilizando enormes cantidades de préstamos sin tener el cuenta los peligros.

ESTALLA LA BURBUJA DE LOS DERIVADOS

Hace 20 años, la suma total de instrumentos derivados en todo el mundo era mínima. Sin embargo, estos instrumentos financieros son un excelente modo de generar enormes beneficios evadiendo impuestos y normativas gubernamentales. Wall Street se dio cuenta de esto. Por ello, los bancos de inversión, en una época de oro del crédito, crearon cientos de tipos diferentes de estos instrumentos en nombre de la innovación financiera. Todos los bancos de inversión se apuntaron a la moda, creando una inmensa burbuja.

Pero según crecía el mercado de derivados, los riesgos de estos negocios aumentaban, sin que los bancos fueran completamente conscientes de los peligros. Cegados por los increíbles beneficios de estos productos, los bancos de inversión se negaron a considerar los riesgos, por ejemplo, de uno de los principales mercados de derivados: el de los valores respaldados por hipotecas. Cuando el mercado inmobiliario está al alza, los propietarios de viviendas pueden pagar sus hipotecas. Pero con la gran caída en los precios de la vivienda y otros activos similares el año pasado, la burbuja de los intrumentos derivados explotó, sumiendo en la ruina a los bancos de inversión.

ALTO NIVEL DE APALANCAMIENTO

Además de la falta de gestión de riesgos, muchos analistas culparon también de la caída al alto nivel de apalancamiento (o mecanismo por el cual se hace uso de dinero otorgado en préstamos) que adquirieron los bancos, negándose al mismo tiempo a reservar dinero suficiente para cubrir posibles pérdidas.

En 2007, la tasa de apalancamiento de los cinco bancos de inversión (que mide los riesgos de la empresa en relación con el capital en sus balances generales) triplicaba a la de los bancos comerciales. Una tasa de apalancamiento baja significa menos beneficios, pero también menos riesgos.

En un mercado con exceso de liquidez, los bancos de inversión publicaron grandes beneficios, pero una vez que el mercado entró en una fase de escasez de liquidez, salió a relucir la debilidad del negocio del apalancamiento.

Las pérdidas se extendieron con rapidez. Cuando los precios de los valores respaldados por hipotecas y otros instrumentos relacionados con el mercado hipotecario comenzaron a bajar, los intentos de los bancos de inversión de reducir el nivel de apalancamiento obligaron a las entidades a vender más activos, lo que hacía caer aún más los precios y el valor de los activos. Además, es difícil encontrar compradores para activos cuyo valor está cayendo.

Por otra parte, los bancos que dependían de una alta tasa de apalancamiento se caracterizaban por contar con poca liquidez. Por ello, para estos bancos era más difícil aún hacer frente a las pérdidas, porque tienen un menor acceso a los depósitos que los bancos comerciales.

Cuando se vio en el horizonte la crisis financiera, el presidente del HSBC, Stephen Green, declaró: "Estamos entrando en una era en la que ya no serán aceptables ni la reciente inclinación de la industria al alto apalancamiento ni la extrema complejidad de ciertos instrumentos de inversión."

VENTAS EN DESCUBIERTO

Otra de las prácticas arriesgadas del sector fueron las ventas en descubierto, mecanismo que permitía a las entidades vender un activo que no se posee para beneficiarse de un descenso previsto en su cotización. Esto provocaba que se hundiese el valor de las acciones de los bancos de inversión que eran víctimas de esta práctica, con lo que sus acciones eran aún más difíciles de vender.

Para intentar poner fin a la volatilidad del mercado, la SEC, el principal organismo regulador del mercado estadounidense, emitió una serie de normativas de emergencia para limitar estas ventas en descubierto. Pero los inversores calificaron las prohibiciones de "ridículas", afirmando que, en un mercado global, los vendedores al descubierto siempre encontrarían algún lugar en el que vender.

NUEVA ERA

Desde octubre, los principales bancos de inversión que han sobrevivido a la crisis tendrán que someterse a una cercana supervisión por parte de los organismos reguladores, y tendrán un nivel de beneficios más bajo que el que anteriormente disfrutaban.

En lugar de estar vigilados sólo por la SEC, Goldman Sachs y Morgan Stanley tendrán que rendir cuentas a partir de ahora a varias agencias federales, incluidas la Reserva Federal y una oficina de control del Tesoro, y al mismo tiempo tendrán que reducir la cantidad de dinero que prestan, lo que reducirá en gran medida su rentabilidad.

En pocas palabras, la medida hará que Wall Street regrese a la estructuración anterior a la Gran Depresión, antes de que el Congreso aprobase una ley que separaba la banca de inversión de la comercial. (Xinhua)02/12/2008

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