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martes, 23 de septiembre de 2008

Europa se siente insegura ante Rusia. Izvestia
21:45

23/ 09/ 2008

"Europa no ha superado la sensación de inseguridad ante lo inmensa que es Rusia, ante su potencial de autosuficiencia, su constante autonomía en la búsqueda y su capacidad de resistir y renacer en pruebas que, aparentemente, deberían haber eliminado el mero deseo de existencia histórica", piensa la historiadora y politóloga rusa Natalia Narochnítskaya, quien encabeza la filial parisina del Instituto de la democracia y la cooperación.

"Ni siquiera en los tiempos del declive Rusia deja que el mundo sea gobernado desde un punto único", señala Narochnítskaya en una entrevista publicada hoy en el diario Izvestia. Siempre se irán configurando en torno a Rusia, tras breves períodos de caos y parálisis, ciertas estructuras que hagan imposible controlar el planeta sin tomarla en cuenta. O sea, Rusia seguirá siendo siempre un elemento formador dentro del sistema de las relaciones internacionales, rango que ya se daba por archivado.
Narochnítskaya está convencida de que la presión ideológica sobre Rusia - muchas veces, con etiquetas ofensivas por parte de los medios europeos - es infinitamente mayor a la que existió en los tiempos de la Unión Soviética. No es tanto lo ocurrido en el Cáucaso lo que ha causado alboroto en Occidente como el problema que representa para él "una Rusia más fuerte, que ya se atreve a defender los intereses propios y acaba de trazar una línea roja, tras la cual no va a retroceder".
La actuación de Rusia con respecto a Osetia del Sur y Abjasia le parece "absolutamente correcta", entre otras cosas, porque contribuirá a "frenar cualquier agitación separatista en el Cáucaso".
La admisión de tres países del Báltico en la OTAN, según Narochnítskaya, fue el cambio más dramático que tuvo lugar para Rusia en materia geopolítica: cortarle a Rusia el acceso a este mar era el sueño que Occidente albergó durante dos siglos, después del reinado de Pedro el Grande. Si hubiera pasado algo similar en el Mar Negro, se vería en peligro "la mera seguridad de la evolución histórica de Rusia como Estado independiente". "De todos los fenómenos internacionales que se van desarrollando en nuestras fronteras, los del Báltico y el Mar Negro son los más peligrosos, críticos. Podemos ceder en algunas partes... pero no aquí", explica la historiadora.
La hipotética expulsión de Rusia desde esta zona también tendría, por cierto, fuertes repercusiones antieuropeas, pues "Europa dejaría de ser un centro de acontecimientos históricos de carácter global". "Ese centro se trasladaría entonces al Asia Central".

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