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viernes, 13 de febrero de 2009

Lo que puede pasar si Estados Unidos y Rusia reducen su arsenal nuclear a mil unidades

17:00
12/ 02/ 2009

Alexandr Jramchijin*, RIA Novosti. La realización de la hipotética propuesta de la Casa Blanca de reducir las Fuerzas Estratégicas Nucleares (FEN) de Rusia y EEUU hasta mil ojivas, puede desatar una serie de problemas nuevos que antes estaban fuera de la atención de expertos y políticos.

En primer lugar, si esa reducción tiene efecto, EEUU y Rusia perderán su supremacía absoluta en cuanto al armamento estratégico nuclear frente al resto de los países. Al menos, el arsenal nuclear de China numéricamente será comparable al arsenal ruso y al estadounidense.
Y esta circunstancia, tiene más importancia para Rusia que para EEUU.

Lo que pasa es que a diferencia de Rusia y EEUU, la República Popular China no está sometida al cumplimiento del Tratado de Misiles de Medio y Corto Alcance (INF, según las siglas en inglés). Y precisamente los misiles de alcance medio y corto constituyen la base del arsenal nuclear de China.

Esos misiles chinos no pueden alcanzar el territorio de EEUU, pero en cambio, si pueden impactar en el territorio de Rusia.

Según las estimaciones más difundidas, los misiles balísticos intercontinentales (MBI) que tiene China para atacar objetivos en el territorio de EEUU, no sobrepasa las 50 unidades, mientras que la cantidad de misiles de medio y corto alcance en capacidad de llegar hasta el territorio ruso son varios centenares.

Si Rusia y EEUU reducen cada uno sus arsenales estratégicos a mil ojivas nucleares, el arsenal nuclear chino prácticamente se igualará al ruso, pero como antes, cualitativamente y por otros criterios operativos quedará rezagado frente a las ojivas estadounidenses.

Al repasar algunas premisas de seguridad, no se puede pasar por alto que en lo referente al potencial militar convencional, China tiene una ventaja enorme frente a Rusia.

En primer lugar, en la movilización de recursos (armamento y tropa) a lo largo de la frontera terrestre común de 4.300 kilómetros de longitud.

Otro factor a considerar son las ambiciones implícitas territoriales de China hacia Rusia, a partir de circunstancias objetivas como su enorme población, las elevadas cuotas de desempleo, la escasez de recursos naturales y la agudización de problemas ecológicos.

Objetivamente, China nunca puede descartar el momento cuando sea necesario poner en marcha políticas de expansión.

De esta manera, en el caso de que se perfile una reducción radical de las FEN, Rusia estará interesada en que China al menos se adhiera al tratado INF.

En este caso todo depende exclusivamente de la voluntad de Pekín, porque no existe ningún instrumento para comprometer a China a que firme el tratado INF.

Para Rusia, otro aspecto desfavorable del hipotético acuerdo son los misiles de crucero de emplazamiento marino que hasta el momento, permanecen excluidos de todos los tratados relacionados con la limitación y reducción de las FEN.

En el aspecto más amplio, se trata de una ventaja considerable que tiene EEUU sobre Rusia más que todo en el ámbito del armamento convencional, de alta precisión, y los sistemas de defensa antimisiles.

Si Moscú y Washington acuerdan reducir sus FEN a mil ojivas. EEUU puede renunciar a la componente marina de su arsenal estratégico.

Actualmente este arsenal está integrado por un par de centenares de MBI Minuteman-3 (con tres ojivas nucleares cada uno) y una veintena de bombarderos estratégicos B-52N (con 20 misiles de crucero) y bombarderos B-2 (cada uno con una carga nuclear).

Todos los submarinos con MBI de la clase Ohio (actualmente 14) serán modernizados para portar misiles de crucero. Esta tecnología ya fue aplicada en cuatro submarinos de esta clase, en lugar de los 16 misiles balísticos Trident-2 en esos submarinos se instalaron 154 misiles de crucero. En este caso EEUU tendrá 18 submarinos con 2.772 misiles de crucero.

Además la armada de EEUU cuenta con 52 submarinos nucleares polivalentes: 45 submarinos de la clase Los Angeles, 3 de la clase Sea Wolf, y 4 de la clase Virginia (en total se planea la construcción de 30 sumergibles de este tipo).

Todos los submarinos de la clase Virginia y 31 de la clase Los Angeles tienen 12 silos para el lanzamiento de misiles de crucero es decir que estos submarinos ya pueden portar un total de 420 misiles de crucero.

Además, los 52 submarinos anteriormente descritos están en capacidad de lanzar misiles de crucero utilizando los sistemas de disparo de torpedos, es decir la capacidad de portar y lanzar misiles de crucero todavía es mayor.

De esta manera, cuando concluya la fase de reconstrucción de los submarinos de la clase Ohio para portar misiles de crucero, EEUU tendrá submarinos polivalentes con 3.200 o 3.500 misiles de crucero que no están incluidos en ningún tratado de desarme.

En cuanto a los buques de superficie, EE.UU. dispone de 22 cruceros tipo Ticonderoga y 52 destructores Arleigh Burke con sistemas Aegis con sistemas de lanzamiento vertical (VLS).

En cada unidad de VLS se puede disparar misiles de crucero de largo alcance Tomahawk, misiles superficie-aire de largo alcance Standart, misiles de corto alcance Sea Sparrow o un misil anti submarino ASROC.

Actualmente, los 74 cruceros y destructores estadounidenses con sistema Aegis en total llevan a abordo 7.478 lanzaderas VLS y esta prevista la construcción de otros 9 destructores Arleigh Burke y entonces el número de lanzaderas y misiles será de 8.342.

Cabe destacar que los misiles de crucero en alto grado son armas muy versátiles y completas. Relativamente no son costosas (cerca de un millón de dólares), desde el punto de vista operativo su detección y destrucción es complicada, y poseen un alto grado de exactitud al momento de impactar los objetivos.

Este tipo de misiles tiene una aplicación muy flexible por cuanto existe en la variante nuclear y también se producen varios modelos y clases con cargas convencionales. En este campo, EEUU ya tiene una amplia experiencia en el uso de este tipo de misiles en conflictos locales, como la operación "Tormenta del Desierto" en 1991.

En lo que respecta a los misiles tierra-aire de lago alcance Standart son muy eficaces para abatir objetivos aerodinámicos y la variante Standart SM-3 se utilizó con éxito en calidad de armas contra satélites, y en consecuencia, tiene aplicaciones en el campo de la defensa antimisil, en capacidad de abatir misiles balísticos, inclusive los intercontinentales.

De esta manera, los cruceros, destructores y submarinos de la armada de EEUU tienen una capacidad de ataque y defensa colosal, además de un alto grado de movilidad y flexibilidad al momento del emplear armas de alta eficacia.

A pesar de esto, las Armadas de Rusia y de EE.UU. quedaron excluidas de las limitaciones establecidas en los acuerdos suscritos.

La armada de Rusia tiene al menos 20 submarinos de los proyectos 971, 945 y 671 en capacidad de lanzar misiles de crucero por los sistemas de disparo de torpedos, es decir, la cantidad total de misiles de crucero en nuestros submarinos no alcanza el centenar.

Además los misiles de crucero rusos (de emplazamiento marino o en aviones) únicamente están dotados de cargas nucleares y por esta razón no pueden ser utilizados en guerras convencionales. Y los buques de superficie de la armada rusa no tienen sistemas análogos a sistema Aegis estadounidense.

De esta forma, EE.UU. sin problemas puede sacrificar su arsenal nuclear estratégico y con esto minimizar el ruso.

El arsenal nuclear estratégico es una carga abrumadora porque requiere el gasto de enormes recursos y al mismo tiempo, es imposible su aplicación en conflictos concretos.
Por esa razón tiene sentido su reducción y dejar únicamente una porción reducida para los casos más extremos.

Sin ocasionar ninguna catástrofe ecológica universal, los estadounidenses pueden neutralizar el arsenal nuclear ruso que queda tras la reducción con ayuda de su armamento convencional de alta precisión (en primer lugar con misiles de crucero), y el resto del arsenal ruso que quede, rematarlo con su poderoso sistema de defensa antimisiles de emplazamiento marino.

* Alexandr Jramchijin es colaborador del Instituto de Análisis Político y Militar (Rusia)

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