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lunes, 7 de noviembre de 2011



Columna semanal por Armando Pérez

Recientemente, la prensa israelí y posteriormente medios noticiosos internacionales alertaron al mundo de que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su titular de Defensa, Ehud Barak, estudian seriamente la posibilidad de declarar una guerra contra Irán.

Según una nota de opinión publicada en periódico israelí Yediot Ahronot, Netanyahu mueve palancas en su gabinete y en el parlamento para convencer a todos los sectores políticos del país de que Israel debe emprender ataques preventivos contra objetivos nucleares iraníes, porque es la única variante posible para solucionar el peliagudo asunto del programa nuclear de Irán, de una vez por todas.

Por su parte, Barak tiene que utilizar toda su influencia y recursos para que la élite militar y los servicios de seguridad de Israel apoyen la guerra, variante que no tiene mucha acogida entre los uniformados que con más conocimiento de causa, consideran que las posibilidades de la victoria son casi iguales a los riesgos de una derrota.

Tanto el jefe del Ejército de Israel, general Benny Gantz, como los jefes de los tres servicios de inteligencia figuran entre quienes rechazan de plano una agresión unilateral contra Irán y exigen al menos, el apoyo absoluto de EEUU y Gran Bretaña.

Con premeditación o sin ella, el presidente de Israel, Simón Peres, arrojó más leña al fuego al comentar que la posibilidad de una guerra ahora es mayor que el logro de una solución política al problema del programa nuclear iraní.

“La posibilidad de un ataque militar es más cercano que la opción diplomática. Hay que mantener la calma y estudiar todas las alternativas”, dijo Peres el pasado fin de semana a la prensa, al añadir que la comunidad internacional debe agotar todas las opciones diplomáticas y preferiblemente, el reforzamiento de las sanciones contra Teherán.
En relación a los planes de Netanyahu, Peres dijo que no le parece que el gobierno de su país haya tomado una decisión al respecto, pero destacó que a su juicio, Irán se aproxima a la obtención de armamento nuclear lo que supone una amenaza directa para Israel.

"Los servicios secretos de todos los países saben que el tiempo se acaba y advierten a sus líderes”, subrayó el presidente israelí.

Según expertos rusos, Peres se refirió a un informe que posiblemente será expuesto en una sesión plenaria del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) prevista a comienzos de la presente semana en Viena.

Según filtraciones en la prensa rusa, el informe expondrá aspectos generales e hipotéticos de trabajos secretos desarrollados actualmente por los iraníes, y que pueden interpretarse como parte de otro programa para la fabricación de armamentos nucleares.

Exactamente se trata de pruebas indirectas como la supuesta creación de modelos computerizados de una ojiva nuclear, y otros trabajos relacionados con la fabricación de misiles balísticos.

Las filtraciones rusas suponen que el informe también incluirá fotos tomadas desde satélites de lo que puede ser un contenedor de acero de gran tamaño, datos que los autores del informe presentarán como una instalación para estallar explosivos convencionales en cantidades necesarias para simular la detonación una bomba nuclear.

Al respecto, expertos rusos alertan que el informe puede confundir a la opinión pública al presentar indicios de investigaciones de asuntos que no tienen relación directa con las atribuciones del OIEA.

Medios de información rusos indicaron que en este caso se puede repetir el guión que usó la Casa Blanca para demostrar con la ayuda de la OIEA, la supuesta existencia de armas de destrucción masiva, lo que sirvió de pretexto para que EEUU e Inglaterra invadieran Irak y derrocaran a Sadam Hussein.

La posibilidad de un conflicto entre Irán e Israel es inminente si se presta atención a los comentarios que hace la prensa israelí a las recientes maniobras hechas por el ejército del país.
Así, el diario Haaretz informó que el pasado 3 de noviembre tuvo lugar maniobras en la localidad de Jolon, en las que se simularon acciones durante un ataque de misiles sobre territorios densamente poblados.

Un día antes, el ejército de defensa de Israel (Tzáhal) en un polígono en el centro del país realizó el lanzamiento de prueba de un misil balístico Jerico, según la prensa israelí, en capacidad de portar ojivas nucleares y de un alcance suficiente para llegar al territorio iraní.
Otros comentaristas afirman que los ataques preventivos contra objetivos nucleares iraníes fue el guión de maniobras realizadas a finales de octubre por la Fuerza Aérea israelí en la isla italiana de Cerdeña.

Y como ocurre en estos casos, a los supuestos planes de Netanyahu y la campaña belicista desatada en la prensa, siguió la reacción inmediata de Teherán.
En declaraciones al agencia ISNA el jefe del Ejército iraní, Hassan Firuzabadí, dijo que si Israel opta por la agresión, su país pude atacar incluso a EEUU, “les obligaremos lamentar ese error y castigaremos (a los agresores) de forma contundente y ejemplar”, subrayó el militar iraní.

Mientras, EEUU principal aliado de Israel también pasó a la retórica fuerte.

La semana pasada en Cannes, Francia, el presidente estadounidense, Barack Obama, tras una reunión con su colega francés, Nicolas Sarkozy advirtió que para el mundo el programa nuclear de Irán sigue siendo, "una amenaza permanente". Al analizar la situación, ambos presidentes se manifestaron a favor de “mantener una presión sin precedentes” contra Teherán.


En momentos cuando el tema de una guerra contra Irán está en apogeo, algunos comentaristas rusos indicaron que las declaraciones del mandatario estadounidense se aproximan más a lo que puede ocurrir en realidad, y que son menos probables las amenazas pronunciadas por Netanyahu.

Los expertos resaltan que a excepción del ministro de Asuntos Exteriores y el titular de Defensa, ninguno de los ministros del gobierno de Israel apoya la aventura unilateral propuesta por Netanyahu.

Y ni hablar de los jefes de los servicios secretos de Israel que consideran esa idea descabellada al saber que su ejército a pesar de ser el más poderoso de la zona, no está preparado para librar una batalla corta y victoriosa contra Irán.

Y no obstante, al especular sobre el desarrollo de la guerra, la mayor parte de los expertos rusos coinciden que si Netanyahu decide atacar EEUU y Inglaterra no tendrán más opción que apoyar a su aliado.

Porque Irán también contará con el apoyo de Siria y posiblemente Turquía sin contar con el respaldo incondicional de casi la totalidad de las organizaciones extremistas en Líbano, Irak, Afganistán y Pakistán.

Es decir, todo Oriente Próximo, la zona del Golfo Pérsico, Europa y potencialmente, cualquier lugar del mundo puede convertirse en blanco de atentados terroristas en represalia por la agresión contra Irán.

En las actuales condicones de crisis economica y alta inestabilidad en Oriente Medio, la variante de la guerra supone un paso demasiado arriesgado para cualquier gobierno.

La mayor parte de los rusos consultados en encuestas de opinión afirman que en este caso Israel no busca una guerra sino que está presionado a Occidente para que se aprieten más las turcas contra Teherán en momentos cuando la OIEA revela supuestas pistas sobre el carácter bélico del programa nuclear iraní.

Es matar dos pájaros de un solo tiro porque el mundo puede poner en jaque a su adversario más serio, y al mismo tiempo, puede desviar la preocupación de otros sobre el potencial nuclear del propio Israel, que por lo visto marcha viento en popa a juzgar por las recientes pruebas del misil Jerico.

Además, el gobierno de Israel necesita un respiro después del fiasco sufrido tras la inclusión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como miembro de la UNESCO.

Como destacan expertos rusos, este reconocimiento supone un revés político para Israel cuyas consecuencias todavía son difíciles de determinar.

Ahora, muchos lugares históricamente importantes para el cristianismo, islamismo y judaísmo pueden ser reconocidos por la UNESCO como patrimonio de la humanidad y la ANP como depositario de esos lugares.

Una baza política a favor de los palestinos y desfavorable a los israelíes, según los expertos rusos.

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